sábado, 30 de noviembre de 2019

Composición: forma, color y textura



Este es el último cuadro que he pintado.
Una composición totalmente abstracta, exceptuando la forma reconocible de una mano dentro del círculo de la parte inferior derecha. El resto del dibujo no corresponde a nada real.

Y sin embargo puedo aseguraros que está bien trabajado, quiero decir, trabajado a conciencia para que las formas y las masas formen un todo cohesionado pero con vida propia, armonioso pero contrastado, estático pero con cierta flexibilidad que posibilite el movimiento.

Los colores también han sido elegidos con toda la intención: dos pares de complementarios creando un fuerte pero a la vez agradable contraste a la vista, predominando siempre uno de cada par: el naranja con su contrapuesto el azul y el rojo con su contrapuesto el verde, estos dos últimos en menor extensión para que el protagonismo sea del primer par.

Respecto a la textura, he utilizado acrílico mezclado con arena de río para el fondo y arpilleras pegadas para la mano y el resto de relieves.

Se sale bastante de la línea que venía manteniendo últimamente y eso me gusta. Me gusta haber roto la inercia.


domingo, 3 de noviembre de 2019

Composición con acrílicos


Os contaré lo que me pasó con este cuadro.
Preparé el tablero con acrílico blanco sin diluir (primero una capa fina, y una vez seca, otra espesa y gruesa) y practiqué sobre el acrílico húmedo un dibujo en relieve.
Lo dejé secando y me dediqué a otra cosa.

Cuando volví sobre el cuadro pasados unos días, el dibujo no me satisfizo, me pareció escesívamente explícito pero ya estaba completamente seco y duro y no me apetecía tirar el tablero así que decidí olvidarme de que estaba allí y comencé a pintar.

Pero no te olvidas del todo. Sin darte cuenta te dejas llevar por una línea, un surco, intentado integrarlos en la composición porque el relieve o la pincelada en la pintura forman parte indisoluble de ella.

El resultado final a mi me gusta, me ha dejado satisfecha y expresa muy bien lo que yo quería.

Cada vez que aprovecho una pieza que al principio parece desechable, me quedo contenta. Me pasa lo mismo en la cocina. Me encanta inventar platos con sobras y restos.

Algún sicólogo quizá tenga algo que decir...