Reflejos en la marisma
En este cuadro perseguí la máxima simplicidad, tanto en el dibujo como en el color.
Convertí una estampa real que había captado con la máquina de fotos (una fábrica con sus chimeneas humeantes, situada al lado de las marismas) en una composición geométrica que fui despojando de detalles hasta quedarme solo con líneas y formas geométricas.
Realicé el dibujo en papel aparte, y cuando lo tuve perfectamente ajustado lo trasladé al cuadro por el método de la cuadrícula que explico más abajo.
Suavicé las líneas rectas predominantes en el dibujo con algunas curvas muy suaves que situé en el centro del cuadro para que el ojo llegue hasta allí y allí descanse y se relaje.
Utilicé solamente los tres colores primarios: rojo, azul, amarillo y los tres secundarios: naranja, verde, violeta, en diferentes intensidades y valores buscando con ello armonías y contrastes pero dejándolos planos sin que se aprecien mezclas o pinceladas.
A la pintura densa y opaca de la parte superior le opuse las transparencias de los reflejos en la inferior.
Me ha gustado la experiencia, seguiré trabajando en esta línea.
MÉTODO DE LA CUADRÍCULA
- Elegimos primero el tamaño y la forma del lienzo
- Seleccionamos después, para hacer el dibujo, un papel con las medidas proporcionales a las medidas del lienzo.
- Una vez realizado el dibujo en el papel, cuadriculamos éste, marcando las rayas con lápiz y regla.
- Cudriculamos seguidamente el lienzo con el mismo número de cuadros que nos quedarán proporcionales.
- Trasladaremos el dibujo con lápiz o grafito al lienzo usando las referencias que nos proporcionan los cuadrados marcados.
- Una vez trasladado el dibujo, lo repasamos con un pincel fino y óleo muy diluido en trementina.
- Cuando las líneas trazadas estén secas, borraremos con goma las líneas de los cuadrados de referencia y comenzaremos a "manchar" el lienzo.
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