Reflejos en la marisma
En este cuadro perseguí la máxima simplicidad, tanto en el dibujo como en el color. Convertí una estampa real que había captado con la máquina de fotos (una fábrica con sus chimeneas humeantes, situada al lado de las marismas) en una composición geométrica que fui despojando de detalles hasta quedarme solo con líneas y formas geométricas. Realicé el dibujo en papel aparte, y cuando lo tuve perfectamente ajustado lo trasladé al cuadro por el método de la cuadrícula que explico más abajo. Suavicé las líneas rectas predominantes en el dibujo con algunas curvas muy suaves que situé en el centro del cuadro para que el ojo llegue hasta allí y allí descanse y se relaje. Utilicé solamente los tres colores primarios: rojo, azul, amarillo y los tres secundarios: naranja, verde, violeta, en diferentes intensidades y valores buscando con ello armonías y contrastes pero dejándolos planos sin que se aprecien mezclas o pinceladas. A la pintura densa y opaca de la parte superior le opuse