VER, SENTIR, EXPRESAR

¿Quién inventó el concepto de “raza”? Cuando  yo era pequeña, en España teníamos hasta “el día de la raza” Los científicos han demostrado que tal concepto, al menos referido a grupos humanos, es falso, que las razas no existen biológicamente. Todos los seres humanos pertenecemos al mismo grupo, a una única raza: la raza humana  y algunas diferencias como el color de la piel o del pelo, lo rasgado de los ojos... son solo el resultado de pequeñas modificaciones y manifestaciones genéticas adaptativas. Lo que nos diferencia a unos grupos de personas de otros son cuestiones sociales y culturales que deberían servir para enriquecernos y mejorarnos y no para aislarnos o hacernos creer superiores o diferentes. Ya en 1950, un grupo de zoólogos, antropólogos, médicos y anatomistas reunidos por la Unesco declaró que los seres humanos pertenecemos a la misma especie y descendemos del mismo tronco. Hoy día los estudios genéticos lo confirman. Este es un pequeño dibujo rea

A mi me cuesta mucho aceptar "la maldad" entendida como el daño infligido a alguien por puro placer. Comprendo que alguien haga algo que le beneficie personalmente aunque perjudique con ello a otro (aunque yo procuro no practicarlo) pero el daño sin otro objetivo que el de disfrutar viendo sufrir a los demás, me parece algo enfermizo y antinatural. Si, antinatural porque en la Naturaleza no creo que se de el caso de otro animal que mate o dañe solo por placer. En esta pintura esperpéntica traté de darle forma a cómo veo yo a ese tipo de personas, afortunadamente escasas, supongo. Está realizada sobre una tabla de 20cm x 20cm que cubrí con acrílico blanco mezclado con arena de río, procurando dejar una superficie abrupta. Lo demás son también acrílicos diluidos con agua, aplicados con pincel plano.

Este pequeño cuadrito está realizado con lo que los artistas plásticos denominan técnica mixta que consiste en mezclar en la misma obra diferentes tipos de materiales y técnicas. Utilicé como soporte una tabla cuadrada de 20cm x 20cm que pinté con una base de pintura acrílica de color naranja. Sobre esa base ya seca, dibujé una silueta que podría recordar el cuerpo de una mujer (sin pretender ser exacta, evidentemente) y, reservando ésta, extendí a su alrededor, acrílico blanco mezclado con arena de río. Lo hice de forma  que quedase una textura desigual y rugosa. Sobre el espacio reservado, pegué arpillera de trama muy suelta para que se vislumbrara a su través el color naranja de la base. Por último, preparé pintura muy diluida con agua y di unos toques de brocha sobre el acrílico blanco y sobre la silueta para darle un poco de color y efecto de volumen.