martes, 29 de marzo de 2016

En contra de lo que mi nombre significa. Tintas

Escena antitaurina

Llevé durante muchos años mi nombre como una losa. No me gustaba por dos razones: por lo que significa y por la persona que se empeñó en nombrarme así.
Con el tiempo, acabé aceptándolo y hoy día hasta me suena bien. A la persona la comprendí pero lo que significa, sigue sin gustarme. Soy antitaurina cien por cien y puedo explicar por qué:

La primera razón, que sobra y basta, es que matar sin necesidad, gratuitamente, por puro placer  (aunque éste se disfrace de “estético”) a un ser vivo aunque no sea humano, me parece bárbaro.
No lo veo como algo cultural que nos enriquezca y que haya que conservar sino más bien como algo primitivo e injustificable a día de hoy que deberíamos erradicar.

No disfruto viendo sufrir a nadie: persona, animal o planta. Todos los seres vivos merecemos respeto porque todos formamos un gran ecosistema del que nos beneficiamos mutuamente.
Y ya sé (alguien siempre te replica con esto) que sacrificamos a otros animales para alimentarnos con ellos. De acuerdo, la evolución nos hizo así, solo las plantas están preparadas para conseguir su alimento del aire, el suelo y el agua. Todos los demás seres vivos necesitamos “matar” para alimentarnos pero hacerlo con regodeo, por mero placer es una indignidad que a mi modo de ver, rebaja nuestra calidad moral y humana.

La composición está realizada con tintas y pincel de pelo suave sobre papel gris sin satinar y sin dibujo previo.

sábado, 26 de marzo de 2016

Húmedo sobre húmedo: Cajas vacías

Cajas vacías. Óleo sobre lienzo (100x80cm)

A este cuadro le tengo un gran aprecio pues fue el primero que pinté al óleo de forma más personal ya que hasta entonces había copiado obras de grandes artistas.
Además llevé a cabo el proceso completo: monté el marco, clavé la tela y le di una capa de cola trasparente para sellarla. Sabido es que con óleos no se debe pintar directamente sobre la tela pues con el tiempo, ésta se pudriría.

El dibujo está hecho del natural: un montón de cajas de fruta colocadas de forma que crearan una composición armoniosa y equilibrada.

La técnica empleada fue la de húmedo sobre húmedo que consiste en pintar sobre una capa de óleo anterior que no se ha secado aún con lo que los colores nuevos se funden con los anteriores.
Para que el óleo no se seque entre sesión y sesión se deja el cuadro tapado con una tela y cara a la pared para que no le de la luz pues el óleo no se seca por el contacto con el aire sino que se oxida por efecto de la luz y es así como se seca.

Para iniciar la sesión siguiente, elegía la parte del cuadro donde iba a trabajar y la pulverizaba primero con una mezcla de esencia de trementina y aceite de linaza. Luego, pintaba sobre ella, mezclando los colores, primero en la paleta y luego en el lienzo.

martes, 22 de marzo de 2016

Dibujar con la goma de borrar


La goma de borrar es un elemento importantísimo en el dibujo con carboncillo pero no para rectificar lo que te ha salido mal (que también) sino para elaborar el dibujo y crear zonas de luz.
En este dibujo que os muestro hoy se ve muy claramente.

Comencé dibujando muy suavemente, con palito de carbón,  la silueta y rasgos principales de la cara, situando cada parte en su lugar pero sin pararme en detalles. Lo hice con palito en vez de con lápiz porque éste último se borra mal, siempre queda rastro.

Cuando vi que el dibujo era correcto, repasé las líneas esenciales con lápiz de carbón, también muy suavemente, para fijarlas.
Preparé una muñequilla de trapo (luego explico cómo se hace) y difuminé con ella los restos del carbón sobre toda la superficie de la cara.
Extendí también una ligera capa de carbón (palito) por el resto de la lámina y la difuminé con la muñequilla hasta obtener un gris claro que sería el fondo del pelo.

Y empecé a trabajar con la goma.
Utilizo gomas blandas, de esas cuadradas de la marca Milán que se usan en las escuelas. Con una cútex corto la goma al medio, en diagonal y trabajo con uno de los triángulos que me quedan. Por el lado del corte tengo una parte finísima que me sirve para trazar rayas y líneas menudas; por la otra parte, tengo una superficie más roma para luces más amplias.
Cuando la parte fina se va volviendo roma, vuelvo a cortar una rebanadita para conseguir de nuevo un corte fino.

Cuando tuve trazadas las luces y las sombras (a veces hay que añadir algo más de carbón en alguna zona) perfilé los ojos y los labios con lápiz de carbón y añadí también algo en el cuello para crear contraste. Hay partes del dibujo, como la nariz y el pelo que están hechos solamente con la goma.

¡Tachán! Trabajo terminado.

De modelo me sirvió la fotografía de alguna famosa que encontré en una revista.

La verdad es que parece más difícil de lo que en realidad es. Por supuesto que este dibujo admitiría muchísimo más trabajo y perfección pero con ésto me di por satisfecha.

Quiero reseñar un fallo por mi parte para que si os ponéis a ello no lo cometáis también: elegí mal el papel. Tiene un grano algo grueso. Habría quedado más suave y delicado en papel de grano fino. (Así es cómo se aprende...) Cada motivo tiene su técnica ideal y sus materiales ideales.

La muñequilla

Cuando tenemos que difuminar áreas pequeñas o sinuosas, lo mejor es utilizar un difumino de los que venden en la tienda de diferentes grosores pero para áreas amplias va mejor la muñequilla:
Se coge una tela de algodón blanca y se hace con ella una especie de pelotita, rellena con la misma tela o con algodón, dejando una parte tirante, lisa y sin arrugas que será con la que difuminemos o extendamos el carbón.

sábado, 19 de marzo de 2016

Barquito de papel

¿Quién no ha hecho barquitos de papel cuando era pequeño?
Yo los hacía, los decoraba y los botaba en la pila de lavar que tenía mi madre en el patio. Casi siempre zozobraban pero yo era una niña y aún no sabía de simbolismos.
No me desanimaba, lo cogía en las manos, lo ahuecaba y lo volvía a colocar en el agua segura de que esa vez se mantendría a flote.
Sin saberlo, ya estaba mostrando mi manera futura de reaccionar en la vida.

Este barquito del cuadro, sigue su rumbo a través de tierra, mar y aire, un poco escorado, algo titubeante, pero avanzando siempre.

El cuadro es un óleo de 46 x 55.

El dibujo lo hice primero en papel aparte. Lo trabajé en varias sesiones hasta que cada plano, cada línea, cada volumen, estuvo en el sitio que yo quería.
Para trasladarlo al cuadro, dividí el papel del dibujo en cuadrículas grandes y lo mismo el lienzo de forma proporcional.
Ésta técnica de dibujo no suelo emplearla pues soy impaciente y resolutiva pero en esta ocasión quería que cada línea del dibujo quedase en su lugar exacto.

Dibujé con palito de carbón y una vez finalizado el dibujo, repasé las líneas, para fijarlas, con óleo azul claro muy diluido en trementina. Una vez seco, sacudí los restos de carbón con un paño de algodón.

Para los peces de la parte inferior, pinté primero una base gris azulado oscuro y una vez seca esa capa, pinté encima los demás colores, reservando sin pintar,la forma de los peces.

miércoles, 16 de marzo de 2016

Caminos a ninguna parte. Óleo sobre lienzo


Caminos a ninguna parte. Óleo sobre lienzo

Caminos a ninguna y a todas las partes.
Rutas marcadas de las que parece que no podrás desviarte,
universos a los que te diriges y mundos que dejas a un lado.

Éste era el tema que subyacía cuando comencé el cuadro. 

Primero me centré en la composición. Los caminos avanzan en las cuatro direcciones del espacio y convergen en el "punto dorado" intentando que quien lo contemple no lleve su vista fuera sino que la dirija hacia esa convergencia y se quede dentro, en el universo flotante simbolizado por los círculos que llenan el espacio.

sábado, 12 de marzo de 2016

Mujer que desea volar. Oleo y tinta.

Mujer que desea volar, óleo sobre lienzo

Éstas son dos versiones distintas del mismo tema, llevadas a cabo con diferente técnica.
La primera es un óleo sobre lienzo de grandes dimensiones (ahora no puedo decirlas con exactitud).
La segunda es una lámina dibujada con rotring y tintas.

Antes, hice un dibujo a lápiz que fui corrigiendo hasta que lo consideré logrado y lo coloreé con lápices de colores para estudiar los tonos que quería utilizar. Éste primer dibujo no lo conservo (o al menos no lo encuentro).


La cuestión es que no me gusta nada repetir con exactitud un dibujo o una pintura por lo que los tres trabajos resultaron diferentes y expresaron por tanto, ideas o emociones del momento en el que fueron realizados.

El motivo sin embargo es en todos el mismo: una mujer atrapada. Quiere volar, liberarse, ser ella misma, pero su condición, su educación, sus valores… la tienen prisionera. Desarrolla unas pequeñas alas con las que le gustaría alzarse pero ni siquiera adopta una postura de despegue. Se mantiene erguida, como un árbol amarrado al suelo con sus raíces. 

lunes, 7 de marzo de 2016

Dibujos con tintas. La línea y la mancha

"El niño interior"

Días atrás, mostraba una serie de dibujos realizados con rotring y tinta negra.
Hoy quiero mostrar algún otro dibujo en el que además del rotring y la tinta negra he utilizado tintas de otros colores aplicadas con la punta más gruesa del rotring o con pincel suave de marta.

"Deconstrucción"

El soporte utilizado es en todos ellos, papel Canson para dibujo, liso, sin textura.
Como en otras ocasiones, primero trazo sobre la lámina, muy suavemente, con lápiz del nº 2, las líneas importantes del dibujo.

Una vez terminado el trabajo y pasado un tiempo para que las tintas sequen bien, doy un repasito con una goma blanda para eliminar rastros del lápiz que hayan podido quedar.

"Indecisión"

En todos ellos, como puede observarse, prevalece la línea sobre el color. Otro día os mostraré alguno más. Hoy no quiero cansar a los posibles visitantes del blog a los que agradezco desde aquí su interés.

sábado, 5 de marzo de 2016

Aprendiendo a dibujar el cuerpo humano


Comentaba en la entrada anterior que los palitos de carbón son los ideales para realizar esbozos de dibujos. Te permiten total fluidez y soltura en el movimiento. La mano se desliza por el soporte sin ninguna traba. Solo tiene que traducir a movimiento lo que el ojo y el cerebro le dictan.

El profesor que me enseñó a dibujar el cuerpo humano (Gonzalo Beltrán al que nunca olvidaré), nos mandó comprar simplemente un rollo de papel de los que se usaban para envolver en las tiendas, unos palos de carbón y nada más. Ni goma, ni difumino ni ninguna otra cosa.

Nos proporcionaba modelos del natural: un chico y una chica que posaban desnudos adoptando la posición que el profesor les indicaba.

Clavábamos un pedazo grande de papel sobre un soporte de madera y nos cronometraba el tiempo. En 5 minutos de reloj teníamos que realizar el esquema del cuerpo olvidándonos de los detalles, fijándonos solo en la globalidad de las formas, en situarlas todas a la vez, cada una en su lugar pero en relación con las demás.


Como he dicho, había que huir de los detalles. No se trataba de dibujar dedos, manos, ojos…(eso vendría después). Se trataba de captar la esencia de la figura en su conjunto, la relación armoniosa de sus partes y esto no puede lograrse dibujando de forma fragmentada sino haciéndolo todo a la vez.

Los primeros minutos había que observar, captar, comprender cada postura.

Trabajábamos con el brazo extendido, separados del soporte, sin levantar prácticamente el carbón del papel, trazando movimientos amplios y seguros.
Jamás cuadriculamos un papel ni medimos con la regla. Eran el ojo y el cerebro los que dirigían el trabajo.

Los dibujos alcanzaban una gran fuerza y expresividad y las partes del cuerpo quedaban proporcionadas sin apenas esfuerzo.


Una vez conseguido el esquema corporal, darle forma definitiva era bastante fácil. En el dibujo siguiente se puede observar lo fácil que resulta trazar sobre el esquema la forma definitiva de piernas, brazos y demás.

Para este segundo paso, utilizábamos también barritas de carbón y sanguina.


Si os dais cuenta, teniendo el esquema del cuerpo bien formado, ponerle un vestido o pantalones o cualquier otro detalle, resulta la cosa más fácil.

A mi estos ejercicios me transportaban a otro mundo. Los adoraba. Nunca olvidaré a Gonzalo, el gran maestro que me enseñó a dibujar así: observando, sintiendo y trazando con un simple palo de carbón líneas sobre un papel.

miércoles, 2 de marzo de 2016

Dibujar con carboncillo


El carboncillo (ramitas o palitos de madera de sauce quemada) es el medio ideal para realizar esbozos o esquemas de dibujo como paso previo a una pintura pero también se utiliza por si solo para realizar dibujos o composiciones.
Además de los palitos, hay también en el mercado unas barritas de carbón comprimido y lápices de carbón. Éstos últimos son más densos y duros y producen tonos más oscuros pero tienen el inconveniente de que no se borran por lo que su uso es más reducido: se utilizan sobre todo para resaltar partes del dibujo y conseguir negros profundos.

Después de aprender a manejar los lapiceros normales de punta media o blanda, suelen venir los trabajos a carboncillo.
Con esta técnica se familiariza uno con las luces, las sombras y los volúmenes y se aprende a traducir a escala de grises los diferentes colores con sus diferentes valores de claridad u oscuridad.

El carboncillo de la lámina que os muestro hoy lo hice copiando una lámina a color de un calendario (creo que de Romero de Torres pero no estoy segura).

Antiguamente, los profesores de dibujo, te obligaban a realizar unas cuantas de estas láminas sin ninguna intención artística. El objetivo era artesanal: que aprendieras la técnica y cogieras soltura.

Como podéis observar, el fondo está hecho con palitos de carbón y difumino; el corpiño, el pelo y los toques de la boca y los ojos, con lápiz de carbón. Las luces se consiguen con goma blanda cortada en bisel. Otro día insistiré más en la técnica.

Para conservar los dibujos a carboncillo hay que pulverizarlos con un fijativo y guardarlos en carpetas separados con papel de seda.