jueves, 25 de febrero de 2016

Jarrón con girasoles - Pintar con pasteles


La característica más acusada de los pasteles es su aspecto seco y polvoriento que los hace muy vulnerables por lo que es necesario pulverizarlos con un fijativo y protegerlos con un cristal mate para su exposición. Detalle importante: para limpiar el cristal, debe hacerse con un paño húmedo pues si se hace con uno seco se formará electricidad estática que atraerá los pigmentos hacia él.

Hay pasteles de dos tipos: blandos, que vienen en barra y duros que vienen protegidos por madera, en forma de lápiz.

El soporte ideal para pintar con ellos es un papel de acuarela u otro con textura áspera, con “diente”.

Yo es una técnica que he practicado muy poco. Veo que no se adapta mucho a mi (o yo a ellos).

El de la fotografía fue mi primer trabajo con pasteles. Lo hice basándome en un cuadro de Guayasamin. Cuando haces algo por primera vez no está nada mal buscarse alguna referencia, algún maestro o guía.

Antes de elegir el papel de acuarela marrón que se observa en la foto, probé con papel blanco con apenas textura. Comprobé que la textura del grano no solo ayuda a fijar la pintura sino que le da mucha vida, mucha fuerza al pastel y que el utilizar papeles con color, ayuda mucho a resaltar los tonos vivos y brillantes de estas pinturas.

Después he visto que si no se dispone de papel coloreado puede dársele al blanco una aguada de acuarela, gouache, tinta o acrílico.
Si hacemos esto, recordad: hay que mojar el papel por ambas caras (la posterior solo con agua) para que no se ondule o deforme.

Y si queremos darle textura a un papel liso, espolvoreamos con polvo de mármol o similar la capa de acrílico aún fresca y luego sacudimos lo que no se haya fijado.

También puede pintarse  con pasteles sobre pliego de papel de lija fina.

lunes, 22 de febrero de 2016

Bodegón con ramo de gladiolos

A veces un tema, aparentemente simple como el bodegón que os muestro hoy, me “atrapa” de forma que intento exprimirlo al máximo.

No fue una composición preparada. 
Había cortado la primera vara de gladiolos de la temporada y la coloqué en una botella de cuello estrecho para que se sujetara sin problemas. La posé encima de la mesa del comedor, al lado del frutero, mientras dejaba libre el lugar que le había destinado.
Cuando me di la vuelta para recogerla y observé el conjunto me gustó así que lo dibujé realizando algunos cambios para que la composición tuviera ritmo.
Quedé satisfecha con el dibujo y decidí hacer un cuadro con óleos.

Preparé un lienzo pequeño y empecé manos a la obra. Lo resolví como puede verse, de forma bastante realista.
A mí los cuadros resueltos así siempre me dejan un poso de insatisfacción, pienso que dicen lo que se ve pero no lo que yo quiero.
Mi tendencia natural es a la abstracción: a seguir sintetizando, eliminando lo superfluo, a buscar la esencia, a expresarme con los elementos propios de la pintura: color, forma, composición… y olvidarme de si son rosas o gladiolos lo que estoy pintando. 

Empecé de nuevo, liberada ahora ya de la “obligación” de reproducir lo que veía. No obstante, en este segundo asalto, aún se adivina la forma de la botella.


Aún lo  pinté  de nuevo, esta vez sobre papel con tintas y pincel suave de marta.


A mí, personalmente, este último intento es el que más me satisface.

sábado, 20 de febrero de 2016

Mujer - Dibujo con lápices de colores


Una caja con doce lápices de colores fueron las primeras pinturas que cayeron en mis manos, allá por los años de mi niñez.
Después vinieron los pasteles, unas barritas redondas que se rompían a la primera de cambio, con los que decorábamos los mapas en clase de Geografía.
Por último y bastante más tarde, hicieron su aparición las ceras, otras barritas más untuosas y gorditas pero igual de frágiles.
A los pasteles y a las ceras no les cogí una gran afición al principio pero a las pinturas de palo (así llamábamos a los lápices de colores) sí que me aficioné. Tal es así que aún de mayor he seguido disfrutando con ellas.

Para conseguir colores profundos y ricos, con matices, hay que mezclarlas en el papel como mezclaban los puntillistas las pinceladas de óleo en sus cuadros. Pintar por ejemplo con rojo y amarillo (e incluso muy suavemente con azul según el caso) para que el ojo nos devuelva un naranja profundo, con cuerpo, con vida, pues si utilizamos simplemente el naranja, nos quedará una superficie plana y simple.

En estos trabajos, el dibujo lo trazo primero con una pintura de color azul claro, con mucha suavidad por si tengo que rectificar.

Utilizo láminas de papel de grano fino o medio.


jueves, 18 de febrero de 2016

Gira el mundo, gira



                                          "Gira el mundo, gira,
                                          en su espacio infinito,
                                          con amores que comienzan,
                                          con amores que terminan..."

¿Recordáis (los que tengáis edad para ello) la canción de Jimmy Fontana?

Todo se mueve, todo gira, desde el más pequeño electrón al más grande de los cuerpos celestes... Nuestras vidas, actos, pensamientos: todo se mueve, todo fluye, nada permanece.

Ese movimiento constante,  suave, apenas perceptible unas veces, más brusco otras, es lo que intenté expresar en este cuadro.

Es una pintura acrílica sobre tablero de madera sin imprimar.
Pintado con los tres colores primarios: rojo, azul y amarillo más blanco.
Los negros son el resultado de mezclar los tres primarios en distintas proporciones: bastante azul, un poco menos de rojo, bastante menos de amarillo.
Se consiguen así negros de tonalidades muy ricas, muy sugerentes: negros rojizos, negros azulados, negros cálidos.
El negro tal como viene en el bote habría resultado duro, frío, fuera de lugar entre tonos tan cálidos como los naranjas y bermellones que predominan en el cuadro.

Como se observa fácilmente, el tono dominante es el naranja, contrastado con su complementario el azul.

martes, 16 de febrero de 2016

Tapiz- Coser y pintar

En este trabajo, además de pintar tocó coser.
Se trata de un tapiz que hice hace tiempo y que tengo colgado a la entrada de casa.  Disfruté muchísimo con él y le tengo un cariño muy especial pues utilicé en su ejecución materiales con gran carga sentimental.

La base es un saco de arpillera de los que llegaban a la tienda de mis padres cuando yo era pequeña, cargado con pimentón de La Vera. Mi madre los guardaba por si algún día servían para algo y ¡ya lo creo que sirvieron! Me los traje un día y empecé a darles salida.

Abrí la costura del saco y conté con una superficie de 128 x 104 de color naranja, debido al pimentón que transportó. Ese color fue el que decidió la combinación tonal.


También utilicé pedazos de otros sacos de color natural de diferentes grosores y texturas.


Utilicé pinturas de témpera, de las que usan los niños en la escuela y pinceles grandes de cerda.
Unos pedazos los cosí con hilos extraídos de los sacos; otros los dejé sueltos por un lado, a modo de bolsillo y a algunos, como al círculo amarillo,  les di relieve.


El motivo, como casi todos los que pinto, está basado en un dibujo del natural (una paloma) del que fui abstrayendo las formas hasta convertirlo en algo más emocional que real.



sábado, 13 de febrero de 2016

Dibujar con rotring. Pájaros

Hubo una época en la que me resultaba difícil desplegar el caballete, los lienzos, los óleos, los botes de aguarrás, los trapos y periódicos…así que durante ese tiempo, en mis ratos libres que eran muy pocos, me dediqué a dibujar.
Yo venía del grafito, de los lápices de colores, del carboncillo y de la plumilla pero por aquel entonces me regalaron una caja de rotrings y me entusiasmé tanto con ellos que llené láminas y láminas.


Los rotrings son una especie de plumas con un depósito para la tinta y una colección de puntas tubulares intercambiables de diferentes grosores.
Hay que utilizar una tinta especial que fabrican en varios colores.
El papel adecuado para trabajar con ellos no debe ser poroso ni absorbente; lo mejor, un papel de superficie dura y lisa.


Para dibujar esta serie de pájaros, lo primero que hice fue recopilar fotos de aves y hacer dibujos a lápiz en papel corriente para familiarizarme con las formas. Eliminé los detalles y me fijé en las líneas esenciales.
Luego, ya sobre lámina de papel Canson, dibujé con lápiz blando, muy suavemente, la silueta del pájaro.
Como puede verse, no son aves reales. Las doté (o lo intenté) de sentimientos. Intenté que expresaran con la forma de sus alas, de su cabeza, de su cuerpo: dolor, angustia, asombro...
Cuando hube repasado la silueta, me olvidé de todo y me concentré, rellenando los dibujos con las formas que me parecían oportunas.

En estos cuatro dibujos trabajé solo con líneas y pequeños rellenos de color negro. En otros trabajos posteriores utilicé más colores.

viernes, 12 de febrero de 2016

Tía Rosa. Diferentes técnicas

Esta pequeña, casi diminuta mujer, a la que no conocí personalmente pues murió antes de que yo naciera fue muy importante en la vida familiar de mi pareja y aún hoy, después de tantos años, se la nombra con mucha frecuencia y se la recuerda con cariño y admiración.
Solo conservamos de ella una pequeña foto de tamaño carné que es la que me sirvió de modelo e inspiración junto con las anécdotas y recuerdos que me cuentan de ella. Por esa razón el dibujo se repite casi igual.

La dibujé muchas veces. Éstos que os muestro son algunos de los primeros trabajos que hice con ella y que aún conservo: algún dibujo a lápiz, alguno con rotring, otro con tintas y un óleo. 
Hoy evitaría algunos defectos de ejecución y los haría mejor pero no con más ilusión y cariño.


Dibujo a lápiz con algún toque de carboncillo. El papel que utilicé era muy malo y no ha resistido bien el paso del tiempo. 
La experiencia me ha demostrado que no merece la pena ahorrar en lo materiales. Si son buenos, se trabaja mejor y duran más.

Dibujo a tinta con rotring sobre lámina de papel Canson.
Para este tipo de dibujos con tinta, primero trazo  las líneas esenciales del dibujo con lápiz del nº 2, muy suavemente para que luego pueda borrarse con goma blanda sin dejar huella.
Después todo es cuestión de dejar libre la imaginación.

Aquí no realicé dibujo previo. Con tintas de rotring de colores y pincel de marta dibujé directamente sobre la lámina de papel Canson.

El cuadro de la portada es un óleo sobre lienzo de 33x41cm.

Hay más pero para muestra de técnicas diferentes, vale con ésto.

jueves, 11 de febrero de 2016

Madre con hijo (Abstracción)

Se conoce como arte abstracto aquel que no intenta reproducir la realidad sino que se centra en los aspectos formales: color, forma, composición, para con ellos, producir en el espectador una emoción ya sea estética, intelectual o de otro tipo.

El abstraccionismo entra en la historia del arte como movimiento, en la década de 1910 de la mano de Kandinsky.
Surgió cuando la fotografía ocupó el lugar que la pintura había tenido a lo largo de la historia: ser narradora de acontecimientos y reproductora de realidades. La fotografía liberó a la pintura de esas funciones y permitió que volara libre hacia sus propios objetivos.

A veces el autor abstracto, partiendo de la realidad, forma una idea mental del objeto, prescinde de cosas que no le parecen esenciales y se queda con lo que para él es la esencia del objeto.
Otras veces el abstraccionismo es totalmente puro y no se inspira en la realidad natural.

Con el arte abstracto, las obras de arte deja de intentar imitar a la naturaleza. Se basa en los elementos naturales pero no los reproduce.


Con estos dos dibujos realicé una abstracción. Primero hice un dibujo realista, en un papel con carbón. Me basé en una fotografía que vi en el periódico.

Cuando hube estudiado las formas, luces, masas y contornos, empecé a sintetizar el dibujo, a eliminar aspectos que no consideraba esenciales, a quedarme con lo básico, con lo que a mi me decía o me sugería. Esto lo hice sobre el primer dibujo.

Ya con el tema estudiado y las ideas bastante claras, elegí un papel limpio y dibujé de nuevo, esta vez con pincel y gouache azul pálido muy diluído.
Después fue dejarse llevar pero teniendo siempre en cuenta el ritmo que marcan las líneas, la armonía y contraste entre colores y todo lo demás...
En un segundo trabajo, llegué a una abstracción más acentuada, tanto en formas como en colores. Personalmente me satisface mucho más ésta segunda.


El trabajo está realizado sobre papel de estraza de 35x50cm con pinturas gouaches y pincel.



miércoles, 10 de febrero de 2016

Ojo asombrado y escrutador


No me gusta mucho hacer pintura realista; me parece que no me expreso bien con ella y además no tengo paciencia para los pequeños detalles pero de vez en cuando reconozco que viene bien hacer un poco de ejercicio...

Para animarme, me tomo licencias con el color. 
El color es el instrumento expresivo más importante que la pintura nos ofrece y yo siempre he hecho y pienso seguir haciendo un uso subjetivo del color y utilizarlo para expresar emociones y sentimientos de igual forma que otros las expresan con el movimiento o con la música.

El cuadro es un pequeño cartón entelado de 35x27cm y lo pinté fijándome en mi propio ojo.

Las letras y los números son un elemento un tanto disruptor. Ahora mismo no los pondría pero cuando un cuadro es de propia creación, estas cosas pasan a menudo. Ves que algo sobra después. 
Podría haberlo raspado y pintado encima de nuevo pero preferí dejarlo así porque también portan su mensaje.

martes, 9 de febrero de 2016

Equilibrio inestable


Este cuadro es bastante reciente.

Es una pintura abstracta y como tal, no intenta describir ningún objeto de la realidad ni relatar una historia (Señora tomando un baño, Madre dando el pecho a su niño...) como hace la pintura figurativa realista.

Prescindiendo de la "realidad" intenta dirigirse directamente a las emociones (intelectuales, sociales, sentimentales, estéticas...) del espectador para movilizarlas, influirlas, trastocarlas… por lo que le vino muy bien contar con más recursos expresivos que el color y la forma; de ahí lo de la textura añadida.

Quería simbolizar con él el equilibrio tan precario e inestable de nuestro mundo, de nuestra tierra, a la que cualquier fenómeno (natural o provocado) puede mandarla a mejor vida.

Sobre una base de madera, he extendido una capa de acrílico blanco mezclado con arena de río (puede ser de mármol u otro material).
La he extendido con una llana de albañil de manera uniforme para conseguir una textura lisa pero a la vez rugosa y áspera.

Sobre la base texturizada seca, he realizado el dibujo con carbón y extendido las capas de color.

El formato está elegido conscientemente: un rectángulo largo y estrecho, descansando sobre su base más corta, aumenta a mi entender la sensación de estabilidad precaria.

lunes, 8 de febrero de 2016

Equipaje


Este cuadro lo pinté hace nada menos que 33 años. 
Para mi tiene un significado especial pues en aquel tiempo, hicimos las maletas y nos vinimos de Barcelona a Santander.
Representan mi bagaje, lo que me traía conmigo, no solo lo material y tangible que era muy poco sino todo el conocimiento y la experiencia que atesoré en Barcelona tanto a nivel profesional como personal.

Como puede verse, se trata de un cuadro figurativo en el que reproduje con bastante fidelidad la forma de los objetos pero me tomé licencias con los colores adaptándolos no a la realidad visible pero sí a mi realidad emocional y expresiva.

Es un óleo sobre lienzo de 100x82cm 

Tal como hacía siempre en aquellos tiempos, primero hice un dibujo del natural con lápiz y papel y me estudié bien el juego de luces y sombras; luego trasladé el dibujo al lienzo previamente imprimado.

Dibujé con carbón y una vez satisfecha con el dibujo, lo repasé con pincel y óleo azul muy diluido en aguarrás con el fin de fijarlo.

Después, sacudí los restos de carbón con un trapo seco de algodón  y comencé a pintar magro sobre graso, las primeras capas, muy diluidas.

Utilicé pinceles de cerda grandes y planos.
En algunas zonas, después de seca la capa anterior, hice restregados; en otras, veladuras.



domingo, 7 de febrero de 2016

Autorretrato emocional

Autorretrato emocional, acrílico sobre arpillera

Después de más de un año sin coger un pincel en las manos por causas que no viene al caso explicar aquí, con este cuadro al fin me decidí.
No soy tan presuntuosa como para pensar que tengo algo importante que decirle al mundo a través de la pintura ni tan ciega como para ver que me falta mucho que aprender y descubrir pero ¡qué le voy a hacer!, si no pinto me falta algo y, ciertamente, necesito expresarme a través de la pintura.
La pintura me sirve de terapia, de juego, me obliga a pensar, a concentrarme, me abre la mente, me trasporta a otros mundos. ¿Habéis probado?

Este cuadro está realizado sobre un tablero de madera contrachapada de 70X50cm.
Utilicé diversos materiales: pintura acrílica comercial, sacos de  cuerda, cola y números de caucho.
Los sacos son reciclados. Los utilizaba mi padre para envasar alubias; los números también los utilizaba para marcar los sacos y ponerles la fecha.

Aquí donde la veis, esta composición abstracta es un autorretrato emocional.
Los pedazos de saco o arpillera simbolizan aspectos de mi vida a lo largo del tiempo. Pedazos que han ido solapándose o recomponiéndose unos al lado de otros.
Aunque la composición expresa calma, equilibrio y sosiego, estados a los que he llegado ahora, después de pasada más de la mitad de vida (los números lo expresan con su cuenta atrás), también muestra las "heridas", unas cicatrizadas, otras aún no resueltas y el fondo oscuro y doloroso, que se asoma por ellas.

La técnica es muy simple:
Cubrí el tablero con dos o tres capas de pintura acrílica aplicada con brocha plana de pintor y dejé que se secara.
Dibujé previamente con papel y lápiz la composición y elegí y recorté los pedazos de arpillera en texturas diferentes.
Extendí cola de carpintero sobre el tablero y pegué los pedazos. Observad el distinto tratamiento de las "heridas". En unas, los bordes están rematados, en otras no.
Pinté las arpilleras con acrílicos. Utilicé solamente los tres colores básicos: amarillo, rojo y azul más blanco y negro mezclados en la paleta.
El colorido es, como se ve, una gama de naranjas con un toque de su complementario, el azul.

sábado, 6 de febrero de 2016

Composición en rojo


Los colores son como las personas. Los hay que te producen confianza, paz, bienestar; los que te excitan, los que te ponen triste o melancólico…
Los colores agrupados son como las cuadrillas de amigos.
Para que sea enriquecedora y satisfactoria, una cuadrilla tiene que estar formada por personas con algo en común y con algo diferente. Lo que tienen en común los liga, lo diferente los enriquece.

Cuando agrupamos colores sobre un lienzo ocurre lo mismo.
Si deseamos un conjunto armonioso, que se potencie y enriquezca, que sea equilibrado pero con chispa y fuerza, no vale cualquier combinación. Esa es mi búsqueda constante. Conseguir armonía, equilibrio pero también chispa y fuerza.

"Rojo" es un cuadro pintado con acrílicos sobre un tablero cuadrado de madera contrachapada  de 60 x 60.

Primero, extendí una capa de acrílico blanco sobre todo el tablero para sellarlo. Lo hice con brocha ancha y plana.
Cuando hubo secado, comencé a pintar con brocha plana y acrílicos apenas diluidos en agua.
Establecí una armonía de color contraponiendo complementarios: el rojo con el verde de los números, el naranja con el azul de la parte superior, el negro con el blanco.

Rompí la predominancia de líneas horizontales con algunas verticales en la parte superior.
Elegí números con curvas como contrapunto a las líneas rectas predominantes en todo el cuadro.

Los números están estampados.