Mujer sentada en la hierba. Óleo sobre lienzo de 46x55cm
En la época de Juán Gris, la invención de la fotografía
liberó a la pintura de la función que había tenido a lo largo de los siglos: ser fiel
reproductora de la realidad externa al pintor, “contar” sucesos, retratar a
famosos…
Juán Gris comprendió que, liberado de esas ataduras, el arte
plástico adquiría por sí mismo un papel creador
de nueva realidad.
Renunció a toda imitación ilusionista y concibió cada
una de sus obras como un universo completo, un todo inmutable, independiente y libre.
No renunció a la figuración sino que la concilió con la
construcción e inventó formas coloreadas que dotó de coherencia y vigor.
Convirtió esas formas y esos colores en pura poesía.
Yo ya sé que nunca lograré acercarme a Juan Gris pero sus
enseñanzas han guiado mis pasos. El fue mi verdadero y primer gran maestro.
Otros vinieron después.